Hace mucho, pero que mucho tiempo, la gente pasaba el rato
contando cuentos. Estos cuentos han llegado a nuestra generación de boca en
boca. No conoces la primera versión de estos cuentos, lo que si sabemos que
nadie los ha escrito y que el autor de todos estos cuentos es anónimo.
Me estoy refiriendo a los cuentos folclóricos o también
conocidos como cuentos populares, ya que el autor de estos cuentos es el
pueblo.
Cuando éramos pequeños, por lo menos en mi caso, mi madre
solía contarme algún que otro cuento, pero no cogía ningún libro para leerlo. Eran
cuentos que le habían contado sus padres, y a estos los abuelos de mi madre... La
imaginación de las personas es increíblemente grande. Poco a poco los textos se
han cambiado de forma.
En mi opinión, y como lo estuvimos hablando en clase, Walt
Disney, ha hecho bastante daño a los cuentos folclóricos, ya que la versión de
dibujos animados no nos ha hecho conocer, a ciencia cierta, la versión original
del cuento popular.
Dentro de los textos folclóricos encontramos los géneros de
Prosa, verso y teatro. La temático de estos textos no era infantil, ya que se
trataban temas que no eran apropiados para tratarlos con niños pequeños. Todos
y cada uno de los textos folclóricos han cambiado su versión de generación en
generación, y, como he dicho anteriormente, creo que nunca conoceremos las
versiones originales de estos textos populares.
Dentro de los textos folclóricos deberíamos hablar de los títeres,
un intrumento de trabajo hecho de plástico, tela, madera... dependiendo de la época.
Los títeres los maneja una o dos personas que dan voces a los personajes, y
normalmente lo historia suele ser siempre la misma. Con esta actuación, se
pretende que los niños participen en la realización de la obra, ya que estos
tienen que avisar al protagonista si ven al personaje malo. Antiguamente, el
que dirigía el títere iba de pueblo en pueblo para mostrar a los ciudadanos la
historia y hacer que pasasen un buen rato. Participaba gente de todas las
edades. Actualmente esta tradición sigue en pie, en el Retiro de Madrid, todos
los domingos se realiza una obra de títeres para los más pequeños, en frente
del lago.
Creo que los textos folclóricos han marcado nuestra infancia, y van a hacer que nosotros les transmitamos estos textos a nuestros hijos, de la misma manera o de otra diferente a como nos la contaron nuestros padrs y abuelos.
Tratar este tema ha hecho que por un día me encoja y vuelva a ser aquella niña pequeña, morena e inocente que se quedaba embobada viendo a su madre cuando contaba un cuento.
Vale pero no puede ser una reflexión menos reflexiva... y, además faltan aspectos.
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